Con una carrera profesional llena de esfuerzo y éxitos, donde consiguió llegar a lo más alto, y una vida que, si la vieras en una película, te pensarías que es un guion exagerado de Hollywood, Viktor Frankl cambió la psicología moderna, y nos demostró que hay motivos para la esperanza.

 Viktor Frankl es una de esas personas que han pasado un tanto desapercibidas para muchos, pero cuando conoces su historia y lees sus libros, normalmente no deja indiferente a nadie.

Es más, cuando oyes hablar de él, casi siempre es porque alguien te ha recomendado alguno de sus libros que, le ha llegado tan profundamente hasta el hueco más escondido de su alma, y le ha hecho replantearse muchos aspectos importantes de su vida.

Además, ha predicado con el ejemplo. Una persona increíble, positiva, luchadora … Piensas que para ser alguien tan fuera de lo común, ha debido tener una vida fantástica, pero, si hay alguien que ha superado todas las adversidades que le ha ido poniendo la vida, con muchísima resiliencia, es precisamente Viktor Frankl.

Recuerdo cómo oí hablar de él por primera vez.  Acababa de conocer a Juan Antonio Romera, y me había invitado a asistir a una conferencia que daba sobre Cómo no ser un vendedor de mierda, con perdón”. Dedicó mucho tiempo a hablar de la actitud, y nos hizo una pregunta: “¿Eres libre de elegir tu actitud ante la vida?”.

Me imagino que, como una gran mayoría, me quedé pensando que hay cosas para las que sí tenemos la libertad de elegir y, otras para las que no tanto.

Y entonces nos habló de Viktor Frankl y de su libro más exitoso: “El hombre en busca de sentido”. Y nos dijo hasta qué punto le había influido a él. Nos recomendó encarecidamente que lo leyéramos y nos dijo que no dejáramos de leer el prólogo.

En este libro cuenta parte de su vida. Él estuvo en varios campos de concentración, entre ellos el de Auschwitz, de dónde le liberaron cuando ganaron la guerra los aliados. Era un prestigioso neurólogo y psiquiatra y dirigía un hospital en Viena. Además, también era filósofo y escritor. Era una persona tremendamente bondadosa, y se dedicaba a ir por los barracones intentando ayudar a aquellos que peor estaban, para intentar darles un atisbo de esperanza.

“El hombre que se levanta por encima del dolor para ayudar a un hermano que sufre, trasciende como ser humano”

Ya había desarrollado la “logoterapia” que, a diferencia del psicoanálisis de Freud, se centra en el futuro, en aquellas cosas que le dan sentido al alma, en vez de centrarse en entender los acontecimientos del pasado.

Durante el tiempo que estuvo ayudando a otros presos, se dio cuenta de que, los que tenían una ilusión o algo a lo que aferrarse, un hijo o un nieto que sabían que les estaba esperando,… Salían adelante, y aquellos que habían perdido la esperanza, ni siquiera intentaban luchar, y eran los que se iban quedando por el camino.

En concreto, hay un caso que cuenta de uno de aquellos presos, que predijo la fecha exacta en la que se iba a morir, y acertó. Tal es el poder que tiene nuestra mente.

Consiguió sobrevivir, pero no fueron capaces de hacerlo ni su mujer, ni sus padres, su hermano, cuñada, y muchos compañeros, amigos y conocidos.

“El amor es la meta más importante a la que un hombre puede aspirar”

Si te lees el libro, de recomendadísima lectura, a pesar de toda la dureza que está contando con el día a día de lo que sucede en el campo de concentración, no verás un ápice de negatividad o victimismo en sus palabras. Hay momentos en los que te emocionas, que entiendes el grado de dolor que puede llegar a aguantar un ser humano, pero no se recrea. Todo lo contrario, lo cuenta como algo que ya ha superado. Una lección aprendida.

Ahora que ya sabes quién es Viktor Frankl y la vida que ha tenido, entiendes que la corriente que fundó, la “logoterapia”, es algo de lo que habla, no desde la teoría de un laboratorio, sino habiéndolo vivido en sus propias carnes.

Él defiende la libertad que tiene el ser humano para elegir su destino.  Ante un mismo problema, dos personas distintas, siempre van a decidir cómo van a responder a esa situación y las consecuencias serán diferentes para las dos.

Son muchas las frases que nos ha dejado como un legado para la posteridad. Ya hemos utilizado un par de ellas, y todas reflejan sus creencias y su fortaleza.

“Entre el estímulo y la respuesta hay un espacio. En ese espacio tenemos el poder de elegir nuestra respuesta. En nuestra respuesta se encuentra nuestro crecimiento y nuestra libertad”

Desde el día que tuve la suerte de descubrir quién era Viktor Frankl, cuando tengo una situación difícil o un problema, siempre me acuerdo de sus palabras, y pienso que, si él fue capaz de aguantar todo eso y cambiar el mundo, qué no voy a ser capaz de hacer yo si me lo propongo.

Y tú ¿Crees que eres libre de elegir tu actitud ante la vida?

 

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