Se acercan las fiestas y el que más y el que menos se replantea muchas cosas de cara a la Noche Buena y a la entrada del nuevo año. Si todavía tienes dudas sobre qué regalar estas fiestas, asegúrate de que no les falte a aquellos que más quieres lo más importante, mucho amor, que los científicos han demostrado que es imprescindible.
Hace más de 20 años, en 1990, el mundo descubrió con horror las imágenes que llegaban de los orfanatos de Rumanía, que afloraban tras la caída del líder comunista un año antes, Nicolae Ceausescu, quien había mantenido aquel terror oculto.
Salían a la luz las condiciones infrahumanas en las que vivían hacinados estos niños y, se estima que fueron unos 20.000 los que murieron en esas instituciones.
Aquella barbaridad que se ejerció de manera recurrente, impactó en muchas partes del mundo dónde hubo familias que decidieron adoptar a algunos de aquellos pequeños, pero todo aquella inmundicia sirvió también para poder estudiar como nunca antes se había hecho, las terribles consecuencias para el cerebro humano ante la falta de contacto y cariño.
Según contaba en una entrevista publicada por la BBC el científico estadounidense Nathan Fox:
“En la habitación donde los bebés estaban alineados en cunas, un profundo silencio nos sorprendió”…”Era algo muy inusual en un lugar con tantos niños pequeños. Simplemente no lloraban”… «Llegamos a la conclusión de que esto se debía a que nadie respondió a estos gritos. No hubo una interacción típica entre un cuidador y un niño, entre una madre y un niño. Nadie los atendió cuando lloraban»,
Los estudios que se han publicado después de pasado tanto tiempo, no pueden ser más contundentes. Según dice la investigación publicada en PNAS (en 2020):
“Se compararon 67 adoptados rumanos (con entre 3 y 41 meses de privación) con 21 adoptados no privados. Los adoptados rumanos tenían volúmenes cerebrales totales sustancialmente más pequeños que los adoptados no privados (reducción del 8,6%), y el tamaño se asoció fuerte y negativamente con la duración de la privación”
«La demostración de estos efectos tan profundos de las privaciones en el tamaño cerebral y la conexión de estas diferencias con un menor cociente intelectual y mayores síntomas del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), ofrece algunas de las pruebas más consistentes de la base neurobiológica de los problemas provocados por el sufrimiento».
La conclusión más clara de este estudio es que el amor, entendido en el significado más amplio de la palabra, es imprescindible para el correcto desarrollo de nuestro cerebro, y por lo tanto el de nuestra vida en general, tanto a nivel personal, profesional… Afectando directamente a nuestro futuro.
Aprovecha estas fiestas, que son el momento del año en el que más sensibles y receptivos estamos todos, para compartir todas aquellas cosas buenas que te has callado y que te hubiera gustado decir, porque lejos de perjudicar a nadie, es el mejor regalo que le puedes hacer a aquellos que te importan.
Y si no lo haces ahora ¿A qué esperas para demostrar lo que sientes? No necesitas un gran discurso, muchas veces una mirada y un fuerte y sincero abrazo, son más que suficiente.
¡Feliz Navidad!!